Hay etapas de nuestra vida, que simplemente no sabemos que nos pasa. Solo que nos sentimos mal, que las cosas que antes podíamos hacer, ahora nos suponen un sobre esfuerzo.
A veces hay una causa que vemos con claridad, otras simplemente es un cumulo de situaciones o sucesos que hemos ido sobrellevando de la mejor manera y que ahora aparecen en nuestro cuerpo como señales de alarma.
No necesitas llegar al límite y tocar fondo para darte cuenta y reconstruirte. Podemos identificar las señales que nos ayuden a ir solucionando las pequeñas crisis.
Este es el momento de parar y “resetear”. Si no cambiamos algo, las cosas seguirán igual o irán a peor.
Entonces, ¿Qué podemos hacer?
-En primer lugar, aprende a conocerte. Solemos ir en “automático” por la vida con el trabajo, la casa, comprar, limpiar, la pareja, los hijos.... stop!
Dedícate unos minutos al día solo para ti. Para cuidar tu cuerpo, tu espacio, tus pensamientos y tus emociones. Solo así podremos conocernos y saber si algo anda mal. Cuando un fuego se enciende, si lo atendemos, se apagará más rápidamente que, si lo dejamos que esté encendido varias semanas o meses.
-Aprende a escuchar tu cuerpo. Dedícate 1 minuto al día a observar cómo se siente tu cuerpo:
-Escucha a tus pensamientos. Si, escúchalos, no por intentar evitarlos van a desaparecer.
-Aprende a usar el dialogo interno.
-Se realista con las situaciones que te rodean.
-Realiza actividades que te aporten algo enriquecedor cada día. Busca actividades de ocio.
-Rodéate de personas que te aporten y te hagan sentir a gusto.
Prueba a realizar cambios en tu vida, seguro que hay muchas cosas que ya haces, otras nuevas que puedes empezar a hacer, y si, hay alguna que no sabes o no puedes, podemos empezar el camino de cambio juntas.
Recuerda que muchas veces no vemos las cosas como son.
Las vemos dependiendo de cómo somos nosotros. (Talmud)
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